domingo, 22 de octubre de 2017

SÍNDROME DE GUILLAIN-BARRÉ

El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad en la que, el sistema inmunológico, de la persona que lo padece, ataca al sistema nervioso periférico. Inicialmente, esta enfermedad se presenta con unos síntomas determinados entre los que podemos encontrar distintos grados de debilidad o sensación de cosquilleo en las piernas, éstos suelen propagarse a los brazos y al torso, los síntomas suelen aumentar hasta llegar al punto en que los músculos afectados no pueden usarse, provocando así la inmovilización, prácticamente total, del paciente. Cuando el paciente llega a estos extremos, las posibilidades de supervivencia se reducen debido a que las funciones tanto de respiración como de circulación se ven comprometidas.

Un gran porcentaje de las personas que sufren esta enfermedad consiguen recuperarse, aunque algunas siguen presentando cierto nivel de debilidad o inmovilización.
Generalmente, este síndrome aparece días posteriores a que los pacientes sufrieran una infección viral respiratoria o gastrointestinal. Una cirugía o una vacuna pueden llegar a provocar el síndrome. Este trastorno puede aparecer en unas horas y por lo general perdura durante 3 ó 4 semanas.

No se conoce con exactitud que es lo que genera esta enfermedad, lo que si se sabe es que el sistema inmunológico comienza a atacar al propio cuerpo, lo que se denomina enfermedad autoinmunológica. Normalmente, las células del sistema inmunológico atacan a aquel material o organismo que dañan al cuerpo, sin embargo, en el Sindrome de Guillain-Barré, el sistema inmunológico destruye la cobertura de mielina que rodea a los axones de los nervios periféricos, esto genera una dificultad para transmitir señales nerviosas por lo que los músculos dejan de recibir órdenes del sistema nervioso y a esto se debe la debilidad y la inmovilización de los mismos. También se reducen la cantidad de señales sensoriales recibidas por el cerebro, por lo que se llega a provocar una incapacidad para sentir las texturas, el calor, el dolor etc. para contrarrestar, el cerebro, genera falsas sensaciones de cosquilleo, notables principalmente en manos y pies.
Un síndrome es un conjunto de signos y síntomas, varios síndromes comparten algunos de estos signos o síntomas por lo que los profesionales médicos deben de ser muy cuidadosos para diagnosticar correctamente el síndrome que padece el paciente y así no confundirlo con otro. En el caso del Síndrome de Guillain-Barré, existen ciertos signos y síntomas que siguen un patrón, lo que facilita su diagnóstico. Por ejemplo; que los síntomas aparezcan en ambos lados del cuerpo, que aparezcan en días o semanas (y no en meses como en otros síndromes) o la ausencia de reflejos. Además de esto también se suele realizar una punción lumbar para sacar líquido cerebroespinal de la columna vertebral y así comprobar la cantidad de proteína (en este síndrome los niveles proteicos del líquido cerebral aumentan).

A día de hoy no se conoce una cura para este síndrome, sin embargo, sí que existen terapias que reducen la gravedad y aceleran su recuperación. Por lo general, la plasmaféresis y la terapia de inmunoglobulina de alta dosis son los tratamientos más utilizado, en especial esta última ya que es más fácil de administrar. La plasmaferesis es un método mediante el cual se extrae sangre del cuerpo del paciente y se procesa de manera que los glóbulos blancos y rojos se separan del plasma, las células sanguíneas son devueltas al paciente pero sin el plasma, que es repuesto rápidamente, esta técnica reduce la gravedad y la duración de la enfermedad.
En la terapia de inmunoglobulina de alta dosis, el personal médico administra inyecciones intravenosas de proteínas, que son utilizadas por el sistema inmunológico para atacar a los organismos invasores. Al suministrar altas dosis de inmunoglobulina se consigue reducir el ataque inmunológico sobre el sistema nervioso periférico.

La parte más difícil del tratamiento de este síndrome es el mantener el funcionamiento del cuerpo del paciente, en ocasiones se requiere la ayuda de un respirador, un monitor del rítmo cardíaco u otras máquinas similares. Una vez que los pacientes comienzan a recuperarse deben someterse a una terapia física para recuperar la fuerza muscular.



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